Actualmente, y pese a las condiciones de ingravidez a las que deben hacer frente los astronautas, estos ya pueden comer de envases abiertos que se encuentran en bandejas, formadas por una hoja de aluminio con imanes o velcros que sujetan los alimentos. La dieta ya es sólida, e incluye alimentos deshidratados o bien termoestabilizados, es decir, como si estuvieran enlatadas pero en bolsas flexibles, o bien irradiados, un proceso que evita la proliferación de bacterias. Para comer el astronauta debe inyectar agua caliente al alimento y mantener el envase entre las manos mientras el agua se incorpora al alimento. Los líquidos se mantienen, por higiene y seguridad, en envases de plástico cerrados al vacío con pajitas que facilitan su consumo.
A pesar de los avances hechos en el campo de la comida espacial, mucho más amplia y con mejor sabor que los primeros alimentos orbitales, uno de los retos actuales es facilitar, especialmente en misiones largas, alimentos frescos. Y es que hasta ahora lo que ha primado en la alimentación de los astronautas ha sido la seguridad, higiene y calidad de los alimentos, dejando de lado los aspectos más organolépticos. Los países que hasta el momento desarrollan alimentos para este fin son EE.UU. y Rusia.
Fuente: Boletines@consumer.es
A pesar de los avances hechos en el campo de la comida espacial, mucho más amplia y con mejor sabor que los primeros alimentos orbitales, uno de los retos actuales es facilitar, especialmente en misiones largas, alimentos frescos. Y es que hasta ahora lo que ha primado en la alimentación de los astronautas ha sido la seguridad, higiene y calidad de los alimentos, dejando de lado los aspectos más organolépticos. Los países que hasta el momento desarrollan alimentos para este fin son EE.UU. y Rusia.
Fuente: Boletines@consumer.es
Aporte; Julio Parra Flores
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