jueves, 28 de mayo de 2009

El control a los pesticidas tóxicos aumenta

Cada vez se prohíben más productos nocivos para el medio ambiente y la salud, aunque se critica la efectividad de estas medidas en los países en desarrollo

El cerco contra los pesticidas tóxicos y otras sustancias nocivas se ha estrechado un poco más. Los 160 países firmantes de la Convención de Estocolmo de Naciones Unidas han incluido nueve elementos más en la lista de los contaminantes orgánicos persistentes (COP) más peligrosos, conocidos hasta ahora como la "docena sucia". Por su parte, una directiva europea obligará a los Estados miembros a reducir a la mitad las 800 sustancias activas permitidas hasta ahora para la producción de pesticidas. No obstante, los ecologistas recuerdan que sin ayudas para sustituir estos productos las prohibiciones serán insuficientes, sobre todo en los países en desarrollo.

Los COP son sustancias químicas utilizadas extensamente durante años por sus diversas aplicaciones industriales, pero especialmente tóxicas. Por ello, la ONU, a través de la Convención de Estocolmo, promueve desde 2004 la eliminación de dichas sustancias, teniendo en cuenta, además, que la mayor parte de ellas son sustituibles.

En concreto, los nueve elementos presentan los siguientes nombres y características:
Clordecona Lindano Alfa-hexaclorociclohexano Beta-hexaclorociclohexano Pentaclorobenceno Éter de pentabromodifenilo Éter de octabromodifenilo SPFO Hexabromobifenilo

La prohibición no será inmediata para los nueve compuestos químicos. En algunos casos se dará un plazo de dos a tres años para que las empresas que los utilizan encuentren alternativas, mientras que el SPFO no se prohibirá, sino que tendrá un uso restringido. Cabe recordar que estos productos mueven cientos de millones de euros y son una importante fuente de recursos para varios países.

Asimismo, si bien estas prohibiciones son un paso adelante, resultan insuficientes si no vienen acompañadas de inversiones y ayudas para sustituir dichos productos, especialmente en los países en desarrollo. En este sentido, estas medidas vuelven a dejar en evidencia las diferencias entre países ricos y pobres: mientras que en los países más avanzados se han prohibido hace años las sustancias más peligrosas, en otros países en vías de desarrollo se siguen utilizando. Incluso se recuerda el peligro de que las empresas multinacionales del sector, al no poder seguir fabricando en sus países de origen, lleven su producción a países menos desarrollados con legislaciones y controles menos férreos.

Por ejemplo, el DDT (dicloro-difenil-tricloroetano) será finalmente prohibido en todo el mundo en 2020. A pesar de sus efectos negativos, esta sustancia se sigue utilizando en los países del tercer mundo para combatir la malaria. Sin embargo, la ONU recuerda que hay otras sustancias que se pueden utilizar con el mismo objetivo y sin las consecuencias negativas del DDT.

Fuente: http://www.consumer.es/
Aporte: Gabriel I. Zeballos R.

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