Los chilenos consumimos 140 litros por persona al año: 30
litros menos que lo recomendado por la FAO y la Organización Mundial de la
Salud. Y aunque el país se ubica sobre el promedio mundial de 104 litros per cápita al año, está lejos
de los países desarrollados que consumen
244 litros per cápita al año y de vecinos cercanos como Argentina y Uruguay que
sobrepasan los 200 litros.
Existen diversas opiniones acerca de la causa de este bajo consumo. Para Karen Salvo, nutrióloga de la Clínica Alemana, nuestro consumo de leche no es tan alto como el de otros vecinos, debido a dos factores: malos hábitos alimenticios como salir de la casa sin tomar desayuno o tomar bebidas azucaradas en vez de leche y a las molestias digestivas que causa la intolerancia a la lactosa en los adultos. Un tema no menor en Chile, donde se estima que un 60% de la población no tiene o posee deficiencia de la enzima que permite digerir la lactosa.
La leche es un alimento completo fuente importante de nutrientes esenciales entre los que están proteínas de alta calidad, calcio, fósforo, magnesio, potasio y de diversas vitaminas, razón por la cual es un alimento básico en una dieta balanceada.
La organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y
la Alimentación (FAO) declaró, hace 11 años, el 1 de junio como el Día Mundial
de la Leche, como una fecha destinada a incentivar el consumo de lácteos en
todo el planeta por ser unos de los alimentos considerados fundamentales en la
dieta humana.
Aporte: Eduardo Castillo F.
He aquí lo cierto en que nuestro país posee baja cultura y hábitos para consumir alimentos sanos, al mismo tiempo que dejamos de consumir este tipo de alimentos nos hacemos intolerantes a ellos mismos, ya que nuestro cuerpo luego los reconoce como un agente extraño y esto resulta en una respuesta no deseada por el organismo.
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