El envase activo elaborado por profesionales argentinos, específicamente por el Centro INTI-Plásticos, en colaboración con el Centro de Referencia para Lactobacillus sp(CERELA) del CONICET, busca inhibir la proliferación de la Listeria monocytogenes, una bacteria que puede encontrarse tanto en alimentos crudos, como procesados. Este microbio es causante de la listeriosis, una enfermedad que afecta principalmente a mujeres embarazadas, personas de edad avanzada o cuyo sistema inmunológico esté debilitado.
La inclusión de bacteriocinas fue clave en la composición del plástico cobertor, se trata de péptidos producidos por bacterias lácticas que pueden encontrarse en alimentos fermentados y derivados lácteos. Por ejemplo, la bacteria láctica Lactobacillus curvatus CRL705 produce al menos dos bacterocinas: lactocina 705 y lactocina AL705, ambas demostraron habilidad para inhibir patógenos y contaminantes en sistemas y productos cárnicos. La incorporación de estos agentes activos en el plástico permite que el efecto antimicrobiano se localice a nivel superficial, donde ocurre la contaminación del alimento.
El material obtenido en los laboratorios del INTI fue probado sobre salchichas inoculadas con Listeria, y los resultados demostraron que el envase activo fue capaz de inhibir el crecimiento de este microorganismo.
Durante la cadena de distribución, desde el fabricante al consumidor, los alimentos necesitan estar protegidos del deterioro físico, químico y microbiológico. En este sentido, el uso de nuevas tecnologías de preservación en productos alimenticios de consumo masivo, como por ejemplo las salchichas, contribuye a generar un mercado de alimentos más seguros.
Aporte: Natalia López
Fuente:.http://www.foodnewslatam.com
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