jueves, 8 de octubre de 2015

Una insalubre ética laboral

Cuando los empleadores prohíben pagar el tiempo fuera por enfermedad, los trabajadores propagan la enfermedad y dañan el negocio.

En la sala de descanso de un restaurant un estornudo de un empleado puede desencadenar semanas de resfriado y fiebre entre compañeros de trabajo. La marginalidad con la que sufren todos ellos al estar expuestos  a empeorar su estado y de paso contagiar a los sanos, predomina en esta época del año, cuando el ambiente tiende a favorecer a los patógenos.
Los datos publicados en 2013 por los centros de los EE.UU. para el Control y la Prevención de enfermedades indican que uno de cada cinco trabajadores en un restaurante  están registrados incluso cuando sufren de diarrea y vómitos, los dos síntomas principales de norovirus. Este grupo de  virus que induce náusea ocasiona aproximadamente la mitad de todas las enfermedades de transmisión alimentaria en los EE.UU. Permitiendo que los microorganismos perjudiciales en el lugar de trabajo pongan a los clientes en riesgo. Los empleados también infectan a otros miembros del personal y sus jefes reciben un costoso diluvio de ausencias. Cuando la gripe porcina irrumpió en una pandemia en el año 2009, ocho millones de adultos infectados aún fueron a trabajar. Los empleados pueden haber causado otros siete millones de infecciones de gripe, según las estimaciones realizadas por el Instituto para la Investigación de Políticas para las mujeres (EE.UU.).
De acuerdo a varios estudios realizados en Estados Unidos, el gran problema del no pago de licencias por enfermedad, obliga al empleado a ir a trabajar en su estado, diseminando la infección a sus demás colegas, esto da como resultado un 18 y 60 por ciento de pérdidas en productividad laboral y un aumento de ausencias por enfermedad. Además, los trabajadores que no están en condiciones de tomar tiempo libre pagado para ver a un médico son más propensos a tener seis o más días de enfermedad al año que aquellos que pueden tomar tiempo libre. Los datos de CDC muestran también que los trabajadores sin licencia por enfermedad tienen más probabilidades de sufrir una lesión en el trabajo y tienen menos probabilidades de obtener salud preventiva para la detección precoz del cáncer.

Chile por otra parte no es distinto, pese a que no existen  registros rigurosos de las licencias por enfermedad contagiosa, si existe un abuso de ellas, haciendo difícil el seguimiento de los focos y la dinámica de la enfermedad en nuestro país. COMPIN es la institución que evalúa el pago de licencias médicas de acuerdo  al cumplimiento de ciertos puntos. Sin embargo, cuando ésta solo paga un porcentaje de los días  la apelación para el pago de la totalidad de una licencia es una molestia, ocasionando que para evitar esto el empleado no tome todos los días de su licencia, afectando a sus colegas de trabajo y entorno, creando este círculo vicioso que no termina.

Fuente : http://www.nature.com/scientificamerican/journal/v312/n3/full/scientificamerican0315-6.html

Aporte: Nicolina Prat, (Junio)

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