
El nuevo sistema se basa en un chip sensor óptico capaz de detectar iones de mercurio en agua de manera selectiva y con una gran sensibilidad. Los métodos actuales con alta sensibilidad a la detección precisan de instrumentos de laboratorio para analizarlo, además de personal calificado, un aspecto que dificulta su detección o la retrasa. Además, los sistemas portátiles actuales no disponen de tan alta sensibilidad a la detección de mercurio.
El agua de la tierra es vulnerable a la contaminación por mercurio y, por ende, pasa de forma directa a la cadena alimentaria. Los últimos datos de su detección en aguas revelan que en ríos y lagos la cifra no supera el 0,1 microgramos por litro, pero en zonas cercanas a concentraciones de fuentes minerales de mercurio, la cifra aumenta hasta 80 microgramos por litro. Destaca el aumento de este metal detectado en el agua, debido a los residuos urbanos e industriales que no se han tratado de forma adecuada, al uso excesivo de fertilizantes y pesticidas o a la geología de cada parte del mundo. En el agua del mar, el mercurio se halla en los sedimentos y, por consiguiente, en los alimentos marinos.
Fuente: http://www.consumer.es/seguridad-alimentaria/ciencia-y-tecnologia/2011/05/16/200607.php
Aporte: Pabla Morales Muñoz
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