Los gobiernos deben incorporar acciones coordinadas para evitar la contaminación de los alimentos.
El derecho de cada persona al acceso a una alimentación nutritiva y sana es parte de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. No obstante, muchos países tienen un incipiente o ningún sistema de control de calidad e inocuidad para alimentos de consumo interno, a pesar de que han diseñado estos sistemas para productos alimentarios de exportación. Otros países aplican regulaciones sólo a alimentos comercializados localmente bajo marca, pero no al vasto sector informal.
Existen diversos factores por los que muchos países del hemisferio otorgan poca importancia a este tema:
a) ausencia de asociaciones fuertes de consumidores capaces de influenciar al sector público;
b) carencia de elementos de juicio o recursos económicos por parte del consumidor que le permita ser selectivo y así generar fuerzas de mercado;
c) invisibilidad del enorme costo económico y social de las enfermedades transmitidas por alimentos (ETA).
Particularmente, la estimación del costo de las ETA debe recibir seria consideración por parte de las autoridades nacionales y de los organismos regionales e internacionales, como preámbulo para enfrentar seriamente este problema.
Los beneficios de una creciente cultura de calidad enfocada hacia el exterior deben extenderse también a los alimentos de consumo interno, para beneficio de los consumidores de las Américas.
Fuente: Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura www.iica.int
Aporte: Guillermo Figueroa
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