Por su incidencia, esta bacteria centra investigaciones sobre su supervivencia en los animales y un mejor control en la cadena alimentaria
Campylobacter es una bacteria patógena para animales y humanos, sobre todo, las especies termoresistentes (40º C - 42º C) y que crecen en ambientes pobres en oxígeno (C. jejuni ssp, C. coli o C. lari), que se localizan en sus huéspedes sin causar sintomatología o daño. La transmisión al humano es por contacto directo con animales o sus canales infectadas y el consumo de alimentos y agua contaminada. En la mayoría de los casos, la refrigeración (0ºC a 10ºC) detiene el crecimiento y la congelación destruye parte de la población. A pesar de variantes termoresistentes, ninguna sobrevive a temperaturas mayor a 60ºC. Este género de bacterias no son resistentes a la sal o ácidos.
Un estudio realizado el 2008 por la ESFA en los mataderos para analizar la presencia de Campylobacter en pollos de toda Europa, arrojó que un 71% de los intestinos y un 76% de las canales estaban contaminados.
Los controles realizados por autoridades responsables de garantizar la inocuidad alimentaria están basados en los estándares de sanidad y de acuerdo con el HACCP, que permiten reducir significativamente la contaminación de carnes y aves con patogenos como Campylobacter jejuni.
Durante 2008, la campylobacteriosis fue la principal zoonosis en toda Europa. Alcanzó los 200.000 casos, según datos de la EFSA. Aunque muchos de ellos son esporádicos y no relacionados con alimentos.
Otra especie de Campylobacter es C. fetus, que afecta a recién nacidos e inmunodeprimidos y tiene efectos más graves, por lo que es necesario el uso de antibióticos.
Referencia:http://www.consumer.es/seguridad-alimentaria/ciencia-y-tecnologia/2010/07/05/194113.php
Aporte: Ginella Delpero
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