La Agencia Chilena para La Inocuidad Alimentaria puede ser un gran aporte.
En el año 1993 la organización mundial de la Salud (OMS), planteó la posibilidad de bajar el umbral de cobre en el agua, aduciendo el efecto nocivo de las cañerías de cobre en la salud humana. Esto significaba un peligro para las exportaciones del cobre chileno por el eventual reemplazo de las cañerías de cobre por PVC. Hasta ese momento no existía en Chile ni en el mundo investigación sobre el cobre en relación con la salud humana ni el medio ambiente. Pero en estos últimos 15 años en Chile se han desarrollado programas de investigación sólidos, publicaciones de alto impacto con gran presencia internacional, lo que ha permitido defender nuestra principal fuente de riqueza nacional.
En el año 1993 la organización mundial de la Salud (OMS), planteó la posibilidad de bajar el umbral de cobre en el agua, aduciendo el efecto nocivo de las cañerías de cobre en la salud humana. Esto significaba un peligro para las exportaciones del cobre chileno por el eventual reemplazo de las cañerías de cobre por PVC. Hasta ese momento no existía en Chile ni en el mundo investigación sobre el cobre en relación con la salud humana ni el medio ambiente. Pero en estos últimos 15 años en Chile se han desarrollado programas de investigación sólidos, publicaciones de alto impacto con gran presencia internacional, lo que ha permitido defender nuestra principal fuente de riqueza nacional.
En el caso de los alimentos no se puede decir lo mismo, hemos visto como nuestras exportaciones han sido golpeadas por temas de inocuidad que podrían haberse anticipado con programas de investigación adecuados y continuos en el tiempo, como por ejemplo el caso de las dioxinas, antibióticos, Listeria monocytogenes, Campylobacter jejuni y otros patógenos de alimentos.
Existe un avance, con la reciente creación de la Agencia Chilena para La Inocuidad Alimentaria, que en parte se creó para hacerse cargo de estos temas, por lo que sin duda le resta mucho trabajo por delante.
Lo primero o más importante es superar la falta motivación y disposición por parte de los interesados (industria, gobierno), a invertir en investigación en temas relevantes para contribuir a la meta de ser una potencia alimentaria. Mucho de ese interés se ve disminuido dado que los resultados se obtendrán a mediano y largo plazo.
Fuente: Claudia Villarroel.
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