Debido al incremento en la
prevalencia de alergias, se buscan metodologías nuevas y rápidas para detectar alérgenos
en alimentos
El Grupo de Reconocimiento y Encapsulación Molecular (REM) de la
Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM) Madrid, está trabajando en un proyecto de
investigación con el objetivo de desarrollar una nueva técnica (metodología de
microarrays en disco compacto) para el análisis de sustancias alérgenas en
alimentos.
La investigación, de la que forma parte la empresa CARINSA, está financiada por el Ministerio de Economía y Competitividad (MINECO), dentro de la acción estratégica de telecomunicaciones y sociedad de la información, según informaron fuentes de la institución docente.
El doctor José Antonio Gabaldón, investigador involucrado en el proyecto, señala que este trabajo surge ante la necesidad de la industria alimentaria de disponer de herramientas analíticas adecuadas para el correcto control del etiquetado de alimentos, en consonancia con la legislación vigente.
"Se propone el desarrollo de una plataforma analítica versátil que permita la detección multianalito (in situ) de varios alérgenos alimentarios recogidos en los reglamentos de la Unión Europea, destaca Gabaldón.
Según indican desde el Grupo REM, la preocupación por las alergias alimentarias en Europa es una realidad, ya que la prevalencia en adultos se sitúa entre el 1,4 y 2,4 por ciento, en niños entre el 0,3 y el 7,5 por ciento, y alrededor del 10 por ciento en individuos atópicos; sobre todo si se tiene en cuenta que en la actualidad la única posibilidad para las personas afectadas, es evitar el alimento que contiene el alérgeno, "lo que constituye un riesgo en el caso de aquellos que pasan inadvertidos por encontrarse en concentraciones muy bajas", señalan.
Hasta ahora, los métodos habituales de detección de alérgenos son los de confirmación y/o cribado, lo que supone un proceso laborioso, cuya presentación de resultados es lenta, y en el que se hace preciso personal cualificado.
En relación a lo expuesto, destaca la importancia de la propuesta en la que está trabajando la UCAM, ya que permite detectar varios alérgenos en un solo análisis, reduciendo tiempo y costes, y minimizando la probabilidad de una contaminación cruzada, según las mismas fuentes.
La investigación comenzó a desarrollarse el pasado año, y ya se han finalizado las tareas relacionadas con el diseño de moléculas de reconocimiento universales (cebadores y sondas) para distinguir productos de origen vegetal y animal, y específicas para el caso de la soja. En la siguiente fase, que ya está en curso, se está trabajando en el desarrollo de receptores para lactosa, proteínas lácteas y gluten.
Las aplicaciones de este estudio son innumerables. Además del uso que se ha señalado anteriormente, y que corresponde a esta primera etapa del estudio, también tiene aplicación, en general, en seguridad alimentaria (OMGs, alérgenos, patógenos y virus; identificación de especies, micotoxinas, etc), medioambiente (residuos fitosanitarios, fármacos), diagnóstico clínico, desarrollo de nuevos fármacos, secuenciación o patologías genéticas.
La investigación, de la que forma parte la empresa CARINSA, está financiada por el Ministerio de Economía y Competitividad (MINECO), dentro de la acción estratégica de telecomunicaciones y sociedad de la información, según informaron fuentes de la institución docente.
El doctor José Antonio Gabaldón, investigador involucrado en el proyecto, señala que este trabajo surge ante la necesidad de la industria alimentaria de disponer de herramientas analíticas adecuadas para el correcto control del etiquetado de alimentos, en consonancia con la legislación vigente.
"Se propone el desarrollo de una plataforma analítica versátil que permita la detección multianalito (in situ) de varios alérgenos alimentarios recogidos en los reglamentos de la Unión Europea, destaca Gabaldón.
Según indican desde el Grupo REM, la preocupación por las alergias alimentarias en Europa es una realidad, ya que la prevalencia en adultos se sitúa entre el 1,4 y 2,4 por ciento, en niños entre el 0,3 y el 7,5 por ciento, y alrededor del 10 por ciento en individuos atópicos; sobre todo si se tiene en cuenta que en la actualidad la única posibilidad para las personas afectadas, es evitar el alimento que contiene el alérgeno, "lo que constituye un riesgo en el caso de aquellos que pasan inadvertidos por encontrarse en concentraciones muy bajas", señalan.
Hasta ahora, los métodos habituales de detección de alérgenos son los de confirmación y/o cribado, lo que supone un proceso laborioso, cuya presentación de resultados es lenta, y en el que se hace preciso personal cualificado.
En relación a lo expuesto, destaca la importancia de la propuesta en la que está trabajando la UCAM, ya que permite detectar varios alérgenos en un solo análisis, reduciendo tiempo y costes, y minimizando la probabilidad de una contaminación cruzada, según las mismas fuentes.
La investigación comenzó a desarrollarse el pasado año, y ya se han finalizado las tareas relacionadas con el diseño de moléculas de reconocimiento universales (cebadores y sondas) para distinguir productos de origen vegetal y animal, y específicas para el caso de la soja. En la siguiente fase, que ya está en curso, se está trabajando en el desarrollo de receptores para lactosa, proteínas lácteas y gluten.
Las aplicaciones de este estudio son innumerables. Además del uso que se ha señalado anteriormente, y que corresponde a esta primera etapa del estudio, también tiene aplicación, en general, en seguridad alimentaria (OMGs, alérgenos, patógenos y virus; identificación de especies, micotoxinas, etc), medioambiente (residuos fitosanitarios, fármacos), diagnóstico clínico, desarrollo de nuevos fármacos, secuenciación o patologías genéticas.
Aporte: Paz
Quiroga Jara-Quemada
Fuente:
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