Se trata de la
Hipoglicina, sustancia que inhibe la gluconeogénesis
El
fruto nacional de Jamaica es el Ackee o también conocido como “palo de seso”,
procedente del árbol blighia sapi. Si
este es consumido cuando aún no ha madurado completamente, es posible que
genere una toxina llamada hipoglicina A, la cual es nociva para el ser humano.
También se lo puede encontrar en otros países del mundo y principalmente en el
continente americano.
El
ackee produce hipoglicina A y B, que despliegan un efecto hipoglicemiante
responsable de un cuadro clínico grave, propenso a culminar en la muerte de una
persona. La más perjudicial resulta ser la hipoglicina A, concentrada en la
fruta no madura. Al generar hipoglicemia, inhibe la gluconeogénesis, proceso
metabólico que consiste en la síntesis de glucosa.
La
fruta madura contiene 20 veces menos de hipoglicina que la fruta inmadura. Las
semillas de la fruta contienen hipoglicina B y siempre son venenosas. El nivel
de la toxina disminuye al exponerla al sol.
Según la PAHO (Panamerican Health
Organization), en el año 2001 se reportaron la mayoría de casos que han
involucrado a niños menores de 15 años, habitantes del norte de Haití. Los
principales síntomas de la ingesta de este fruto son: vómitos continuos, dolores
abdominales, pérdida de la conciencia, convulsiones y, en los casos más severos,
el fallecimiento del individuo. La administración de glucosa es uno de los
mecanismos aplicados para contrarrestar el veneno.
Gran parte de las víctimas vivían en
entornos de precariedad, por lo que presentaron signos de malnutrición crónica
y deficiencia de vitaminas.
En el caso de Jamaica, los casos de
envenenamiento por ackee son aislados y solo ocurren cuando el alimento no se
prepara de manera adecuada, ya que es incluido en platos típicos del país. Autoridades sanitarias de
Jamaica señalaron en el 2011 la presencia de intoxicación generalizada que afectó
a 194 personas y provocó 23 muertes.
Es muy importante concientizar y educar a la
población acerca de estos acontecimientos, ya que la falta de conocimiento condiciona
una prevención adecuada.
Aporte: Beatriz
Villarreal Rubio
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