lunes, 22 de octubre de 2007

EVALUACIÓN DE LÍMITES MÁXIMOS PARA PLAGUICIDAS

Al año se intoxican dos millones de personas por exposición, directa o indirecta, a plaguicidas, según OMS. Desde 1985 es de aplicación voluntaria el Código Internacional de Conducta para la Distribución y Utilización de Plaguicidas, una de las primeras medidas adoptadas para aumentar la seguridad alimentaria y proteger la salud humana. A este Código se le sumaban, en 2006, una resolución adoptada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para prohibir cualquier tipo de crisolitos, implicado en miles de muertes en todo el mundo por cáncer de pulmón.

El Grupo Científico de Productos Fitosanitarios y sus Residuos, perteneciente a la EFSA, ha sometido frutas y hortalizas a estudios de residuos plaguicidas con el fin de evaluar los actuales sistemas de cálculo de su ingesta alimentaria. Este Grupo experto ha dictaminado que existe evidencia de que el actual sistema de cálculo para establecer los Límites Máximos para residuos de plaguicidas presenta problemas, el mayor de estos está en la falta de representatividad de los datos disponibles. Actualmente la normativa europea sólo indica que la cantidad de residuos plaguicidas en alimentos debe ser la menor posible y toxicológicamente aceptable, sin dejar de lado tanto medio ambiente como ingesta alimentaria estimada. Los países miembros cuentan con herramientas como limites máximos de residuos que se puede encontrar en los productos y con sistema de seguimiento continuo de estos límites que grantizaríasu cumplimiento y modificación según nuevas investigaciones.

Los Límites Máximos Permitidos dependen del tipo de alimento, de la ingesta a corto plazo, de las técnicas analíticas, del límite de detección para un plaguicida, por lo que en general se establece este límite máximo residual superior al límite de detección específico en un producto determinado, expresado en mg/Kg. El conflicto se presenta en las razones por las cuales se debería cambiar la metodología. La EFSA plantea que este sistema de cálculo no esta acorde al nivel de protección de la población europea del riesgo de ingerir una dosis superior a la dosis de referencia sumado a que el nivel de protección del consumidor varia entre los distintos países, edades, tipo de plaguicida (entre 90% y 99%), composición de la dieta total, la que varia entre los individuos. Las evaluaciones de LMR solo se han podido realizar en 2 países, Alemania y Países Bajos y para 11 plaguicidas. No se ha logrado el establecimiento de un modelo para toda la UE ni para todos los plaguicidas. El análisis sólo ha arrojado como resultado que IESTI (Ingesta a Corto Plazo Internacional Estimada) constituye un insuficiente indicador del nivel de protección de la población total. La gran variedad de resultados dificulta y entorpece la resolución de conclusiones y soluciones con total garantía. Los expertos indican que los Gestores de Riesgo deben evaluar cuáles son las determinaciones del nivel de protección más relevantes, la finalidad de éstas y también aplicar programas de vigilancia más extensos.

A partir del próximo año está previsto que se analice además el endosulfán, utilizado en todo el mundo, especialmente en cultivos de algodón, y que podría entrar a formar parte de lo que se conoce como «lista de vigilancia» de las sustancias peligrosas, establecida en 2003 bajo el Convenio de Rótterdam, aplicable a ciertos plaguicidas y productos químicos objeto de comercio internacional. En la lista están representados 22 plaguicidas peligrosos como clorodimeform, diclorido de etileno y compuestos de mercurio, así como 11 productos químicos de uso industrial, bifenilos polibromatados (PBB), bifenilos policlororinados (PCB) y fosfato, entre otros.

Aporte: Patricia Ayala / Maria Cecilia Carrasco.
Fuente: Consumaseguridad

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