miércoles, 23 de julio de 2008

ESTUDIO INGLÉS DESCRIBE LOS TRES GRANDES MITOS DE LA COMIDA ORGÁNICA

Ni tan buena para el medioambiente ni más saludable. Así lo asegura el análisis Evaluación del Ciclo de la Vida, realizado por el Departamento de Medioambiente de Gran Bretaña.

MITO 1: NO CONTAMINA

La producción diaria de leche orgánica aumenta la emisión de gases de efecto invernadero, según afirma el estudio Evaluación del Ciclo de la Vida, realizado por el Departamento de Medioambiente, Alimentos y Asuntos Rurales de Gran Bretaña y publicado por The Independent.

Señala que las granjas al aire libre requieren más espacio para que las vacas se alimenten libremente. Un litro de leche orgánica ocupa un 80% más de tierra para ser producida que la leche convencional. De esta manera se liberan 60% más de nutrientes a los cursos de agua, se generan más gases de efecto invernadero que emanan de los desechos de dichos nutrientes y se contribuye en un 70% más a fenómenos como la lluvia ácida, que resulta de la contaminación.

MITO 2: ES MÁS SUSTENTABLE

Aunque la comida orgánica utiliza menos en energía para ser cultivada, comparado con lo que gasta una granja tradicional en la producción de suministros clave como los fertilizantes, sí necesita más combustibles fósiles para trabajar los campos de cultivos y arar la tierra.
Esto porque se requiere ocupar una mayor extensión para esta clase de agricultura: una sola hectárea destinada a la agricultura convencional produce 2,5 veces más alimento que una hectárea de comida orgánica.

MITO 3: ES MÁS SALUDABLE

No existen diferencias significativas entre los alimentos convencionales y orgánicos respecto de los contenidos en sustancias tales como vitaminas, nutrientes y componentes aromáticos.
Estudios previos realizados en Dinamarca, Holanda y Austria señalan que, por ejemplo, la presencia de campilobacter, que causa diarrea, ha sido encontrada hasta en el 100% de las aves en granjas orgánicas de pollos. Otro estudio de la Agencias de Estándares Alimenticios de Gran Bretaña, realizado en 2002, encontró que los pollos orgánicos tienen el doble de probabilidades de contaminarse con esta bacteria.

En granjas convencionales la infección por esta bacteria alcanza a sólo un tercio de los animales, afirma dicho estudio. Esto, porque las granjas orgánicas no usan antibióticos para proteger a los animales, lo que origina como resultado una mayor probabilidad de infección bacteriana.

Fuente: La Tercera
Aporte: Pamela Belaúnde

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