
Los
crímenes oscilan desde la venta y manipulación de productos en la provincia de
Jiangsu, en el este del país, donde varios de los detenidos producían carne
falsa de cordero a partir de zorro, rata y productos químicos, hasta otros, en
la provincia de Guizhou (sureste), donde trataban garras de pollo con peróxido
de hidrógeno.
El
ministerio de seguridad pública dice que el descubrimiento de la estafa forma
parte de una operación más amplia sobre seguridad alimentaria, y se enfrentan a
la situación, de que si bien existen normativas en referencia a la
contaminación química de la carne, y al uso de animales muertos por causas
desconocidas destinados a su elaboración, el código penal chino no específica
que acciones se consideran una violación de la ley.
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